jueves, 19 de noviembre de 2020

La claque, aplauso remunerado y orquestado

Escultura de Guido Messer dedicada a la «claque» en Schwetzingen 
Los chimpancés y los niños aplauden instintivamente, es una forma social de reconocimiento. El aplauso se introdujo en nuestras vidas para demostrar a un artista que nos gustó su actuación, ya en el teatro romano, al final de la obra, el protagonista gritaba "Valete et plaudite!". Pero, a veces aplaudimos obligados, no todo lo que aplaudimos nos gusta, excita o emociona. Se juntó lo innato con lo adquirido. Aplaudimos por instinto y por socialización. Los aplausos se han convertido en un código con sus propias reglas para adaptarnos al grupo. Lo que en un principio fue espontáneo, ahora forma parte de una puesta en escena. Una muestra más del gran teatro que es el mundo. 

Claque, clá o clac (del francés «claque», ‘bofetada’), es el nombre que recibe el grupo de individuos pagados para aplaudir o patalear en los espectáculos, bien como cuerpo organizado contratado en las salas de teatro y ópera que sigue las indicaciones de un jefe, o figuradamente los que aplauden o animan a alguien de forma incondicional.​ Curioso que en el lenguaje popular se dijera cuando se amenazaba con pegar a alguien: "Te voy a llenar la cara de aplausos". En el siglo XVII, chiflar, pisotear y aplaudir era lo correcto para mostrar aprobación a un espectáculo, incluso en las iglesias hasta que el clero lo prohibió.

En el siglo XXI, la claque como tal institución ha desaparecido, pero su espíritu permanece en fenómenos de los medios como las risas enlatadas de las series de televisión y en los programas de TV cara al público donde los grupos de invitados son manipulados por un regidor que les indica cuándo y cuánto tiempo deben hacerlo. En el Hemiciclo del Congreso de los Diputados, los políticos aplauden a sus compañeros de partido, digan lo que digan y lo digan como lo digan, mientras que al público que asiste voluntariamente a los debates no se le permite ni aplaudir ni vitorear. Durante la pandemia, especialmente en las aglomeraciones urbanas para promover la permanencia en los hogares, aplaudimos en homenaje y agradecimiento a los trabajadores de la salud que se encuentran en alto riesgo de exposición al virus. En las redes sociales  hemos pasado del aplauso físico al aplauso virtual (likes, shares, retweets, reshouts, etc). El aplauso colectivo despersonaliza, los aplausos virtuales son personalizados, damos nuestros nombres y nuestros perfiles.

En el siguiente vídeo Alejandro Corral, autor de una serie de charlas divulgativas sobre el mundo teatro, nos explica muy bien la peculiaridad del público de la claque “Entre telones y bambalinas. El teatro por dentro” Capítulo 7.


Para utilizar en clase recomiendo el artículo La claque del profesor Javier Huerta Calvo, poeta y catedrático de Literatura, que ha hecho que me ahorre el artículo que tenía previsto escribir, comienza así:
"Mis alumnos, escandalosamente jóvenes como son, no saben lo que es la claque, una institución popularísima de la vida teatral que uno llegó a conocer en su mocedad, cuando ya estaba en las últimas, allá por los años 70. Para que me entiendan rápido, les explico que la claque -un préstamo del francés incorporado al Diccionario académico, aunque no recoja su pronunciación popular, que debe ser clac-  era una forma de comprar entradas a bajo precio, similar a la que ofertan en nuestros días algunas páginas de internet, como ‘Atrápalo’. Al igual que hoy, ir entonces al teatro era no caro sino carísimo. Así es que, para los estudiantillos y los aficionados de menos posibles la claque era el único medio de satisfacer el hambre por el arte de Talía. Gracias a la claque se nos abrían las puertas de los principales teatros de Madrid: María Guerrero, Español, Reina Victoria, Arniches, Bellas Artes, Zarzuela… Y hablo de una época, la del tardofranquismo, que fue, a pesar de la censura, de una vitalidad teatral incontestable: el Tartufo, de Llovet / Marsillach; Las criadas, de Genet; el Marat-Sade, de Peter Weiss; la Yerma lorquiana en la deslumbrante puesta en escena del llorado Víctor García; Castañuela 70; La fundación, de Buero Vallejo; el estreno de Luces de bohemia dirigido por José Tamayo…"


viernes, 13 de noviembre de 2020

Día de las Librerías

Cartel de Ximo Abadía
Cartel de Ximo Abadía
Reyes David Pregunta: "Hoy se celebra el Día de las Librerías, lugares de encuentro y asombro, de descubrimiento y felicidad; la base de todo el sector del libro. Por eso las apoyamos y las celebramos cada día del año, y hoy con más motivos aún. Feliz viernes y no dejéis de visitarlas, os esperan con los libros abiertos".

Estoy convencida de que las librerías seguirán existiendo, son tan necesarias como las tiendas del barrio. La cercanía y el asesoramiento son fundamentales, lo de menos es el soporte del libro. A los editores y a los libreros no les queda más remedio que adaptarse a los tiempos de crisis con entusiasmo e imaginación. 


jueves, 12 de noviembre de 2020

Pereza/Diligencia


Dolce Far Niente, John William Godward
Dolce Far Niente, John William Godward
Para engrandecer la metáfora del chicle de fresa sin sabor de la que me apropié en una entrada anterior, he encontrado esta imagen de una damisela joven, pensativa, lánguida, que refleja perfectamente "Il dolce far niente" (Lo dulce de no hacer nada u ociosidad que resulta agradable) de los cánones de "Il dolce stil nuovo", que contrasta con la máxima latina: "Vitanda est improba siren desidia" de Horacio (Debes permanecer atento a la malvada tentación, la pereza). Pues así estoy yo, salvando todas las distancias de la edad y el marco idílico, reposando sin guerrero y luchando a estas alturas de la pandemia con los dos opuestos: pereza/diligencia en los que he sido educada. 

jueves, 5 de noviembre de 2020

La revista digital de las Bibliotecas de Vila-real: Héroes literarios con diversidad funcional


Preparando la entrada anterior, Varones demediados en la batalla y en la literatura (que no fueron discapacitados de nacimiento), encontré el interesantísimo blog de las Bibliotecas de Vila-real. "En Tesoros Digitales nos proponemos dar a conocer, a través de dossiers temáticos abundantemente ilustrados, las bibliotecas digitales a través de sus portales web. En cada dossier proponemos reseñas y extractos de las obras más relevantes relacionadas con el tema desarrollado, además de ofrecer enlaces al texto en línea, y a veces al audiolibro y a las primeras adaptaciones cinematográficas de las obras citadas". En Los textos de Tesoros Digitales "Proponemos una selección de relatos, cuentos… evocados en alguno de nuestros Tesoros Digitales". Recomiendo recorrer sus páginas con detenimiento. 

Con un título verdaderamente provocador, Jorobados, cojos, tuertos, mancos y sordos: héroes literarios con diversidad funcional, pretenden fomentar la integración de las personas con discapacidad. "Los protagonistas literarios con diversidad funcional no gozaron de mejor suerte que las personas discapacitadas de la vida real, y no siempre tuvieron el mejor papel", afirman. La primera parte abarca el periodo comprendido entre la Antigüedad y el siglo XVIII. La segunda parte, los siglos XIX y XX. Desde 1992, el 3 de diciembre se celebra el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Por su interés incluyo el texto que se puede descargar en los siguientes enlaces:




sábado, 31 de octubre de 2020

Varones demediados en la batalla y en la literatura

En este mes de octubre que ya acaba, me he encontrado en los periódicos con dos grandes figuras de militares: el almirante Blas de Lezo y el general Millán-Astray. Blas de Lezo por la publicación de un cómic sobre sus hazañas, entre otras la defensa de Cartagena de Indias con una exigua tropa durante el asedio británico de 1741. Millán-Astray por cumplirse el centenario de la Legión que él fundó y que haría famosos los lemas «¡Viva la muerte!» y «¡A mí la Legión!». Los dos tuvieron vidas paralelas, perdieron parte de su cuerpo (pierna, brazo y ojo) en los fragores de las batallas en mar y tierra, respectivamente. Quedaron mutilados pero, lejos de retirarse, siguieron en activo y fueron considerados héroes de su tiempo, grandes estrategas, modelos de superación y un ejemplo de la valentía de los soldados españoles.

Pero estos dos novios de la muerte, llenos de ardor guerrero, son para mí la imagen del horror de la guerra. Tanta perseverancia en el sufrimiento y en el valor me sugiere que tal vez exista un síndrome psicológico para explicar cómo su moral se ve reforzada mientras pierden por la patria su cuerpo a cachos. Quién sabe si alguna esquirla vengadora se quedó en su cerebro para perturbarles el alma. Perdieron su integridad física al tiempo que produjeron también mucho daño al enemigo. Fueron al mismo tiempo verdugos y víctimas, símbolos de la grandeza y de la locura.Yo no creo que su físico demediado fomentase las vocaciones militares, sino todo lo contrario. Recuerdo el desagrado que la figura de Millán-Astray me producía cuando aparecía en el NO-DO y el tremendo susto que de niño se llevó un amigo mío al verlo en una carnicería de la calle Jorge Juan de Madrid comprando con su asistente.


Inmediatamente me he acordado de los personajes escindidos y fracturados que la literatura nos ha mostrado. La versión maniquea del mundo en perpetuo conflicto entre el bien y el mal, dos extremos opuestos que nunca se pondrán de acuerdo, subyace en las historias de fantasía tradicionales donde los protagonistas luchan contra las adversidades provocadas por un villano. El bien siempre es sinónimo de luz, de bondad y de belleza; el mal, de la oscuridad y de la destrucción. En la literatura realista, en comunión con la teoría del Yin y el Yang, se busca el equilibrio entre las dos caras opuestas, la tensión se produce en el interior de los personajes donde se pueden encontrar sentimientos y disposiciones positivas al igual que negativos.  El título de la novela Crimen y Castigo de Dostoievski hace referencia al crimen que comete Raskólnikov y al castigo psicológico que nace de su lucha interna, porque comete el asesinato creyendo que posee suficiente fuerza, tanto intelectual como individual, para soportarlo.

El desdoblamiento, símbolo de la condición humana dividida, se produce en dos grandes relatos fantásticos: El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde (1886) y El vizconde demediado (1952). El primero, escrito por Robert Louis Stevenson, es considerado por la crítica como "Una de las mejores descripciones del período victoriano por su descripción de la dicotomía fundamental del siglo XIX: Respetabilidad externa y lujuria interna". En él Gabriel John Utterson investiga la extraña relación entre su viejo amigo, el Dr. Henry Jekyll, y el misántropo Edward Hyde. Una bebida, que tiene la capacidad de separar la parte más humana del lado más maléfico de una persona, hace que Jekyll se convierta en Edward Hyde, un criminal capaz de cualquier atrocidad.

El segundo relato, El vizconde demediado, escrito por el autor italiano (aunque nacido accidentalmente en Cuba) Italo Calvino, cuenta la historia ambientada en el siglo XVII del vizconde Medardo de Terralba, partido en dos por un cañonazo de los turcos y cuyas dos mitades continuaron viviendo por separado. Como no podía ser de otra manera, una de ellas es la mitad buena, que quiere lo mejor para los que la rodean y la otra es la mitad mala, que no escatima maldades con tal de satisfacer su sed de sufrimiento con respecto al resto de las personas. Calvino nos coloca en la reflexión del rumbo dividido del hombre contemporáneo, del hombre realizado a medias. La alegoría de la imperfección humana es evidente. Al que es malo se le rechaza, se le teme, se le aleja lo más posible; pero el que es totalmente bueno cansa, llega a importunar muchas veces con sus actitudes extremas de bondad.

jueves, 29 de octubre de 2020

"Tsundoku", el arte de acumular libros

Imagen de Vincent Magni
Imagen de Vincent Magni

    Algunas expresiones nos recuerdan que casi todos los días se aprende algo nuevo: No te acostarás ningún día sin saber una cosa más, ni te levantarás sin dolerte algo; Cuanto más se vive, más se aprende. Hoy he aprendido que la manía de acumular libros leídos o no (bibliomanía), que me acompaña desde la infancia, se puede convertir en un arte según el término japonés "Tsundoku". Aunque Marie Kondo solo sea partidaria de tener una colección de libros lo más pequeña posible. No estaría mal que esta japonesa, gurú del orden, se pasara por mi casa para ayudarme. Y eso que, gracias a mi amigo Vicente García-Arrazola, desde hace cinco años solo entran libros electrónicos. 

"Tsundoku" es el arte de acumular más libros de los que eres capaz de leer, por el simple placer de verlos, esperando a que llegue el momento de hacerlo. Este concepto describe la sensación de felicidad al tener un hogar con libros apilados que anima a la compra de más libros. La palabra viene de los términos de la jerga popular japonesa: "tsunde-oku", que quiere decir apilar cosas para luego y marcharse, y "dokusho", que significa leer libros.

miércoles, 28 de octubre de 2020

A quien dices amar. El corto contra la violencia psicológica

Escrito y realizado por Inés Pintor y Pablo Santidrián, este cortometraje visibiliza la realidad de las personas que sufren maltrato psicológico, una violencia más normalizada, más sutil pero igual de peligrosa.


A quien dices amar (2019) está interpretada por Ana Polvorosa y Miki Esparbé. Ella es Bárbara, una joven que se encuentra en la sala de espera de un aeropuerto esperando embarcar. Al otro lado de un cristal se encuentra su expareja. Una barrera transparente los separa. Menos mal, al menos Bárbara se encuentra a salvo. Hablarán unos minutos, y en ese espacio de tiempo el espectador conocerá el infierno por el que ha pasado la joven al encontrarse sumida en una relación tóxica. Aparecerán los reproches, también la culpa, hasta dar paso a la liberación a través de la verbalización por parte de Bárbara de todos esos traumas que la habían paralizado. Así, cambiará el “cómo se puede amar a quien te destruye” por el “¿por qué destruyes a quien amas?”.