domingo, 28 de abril de 2013

¿Por qué no fui?


El concurso de redacción del instituto en el Día del Libro empezaba con la frase escogida al azar en un libro de lengua: ¿Por qué fui? Mientras ellos escribían intenté pergeñar unas líneas en un papel. Tuve que modificar el título con un adverbio de negación para que las musas me acompañasen porque últimamente estoy enquistada, hay demasiado ruido en unas mañanas interminables que solo puedo compensar con soledad y susurros.
¿Por qué no fui? Por el miedo a encontrarme con recuerdos del pasado, de otra época, de otra vida. No quiero ver a las personas que una vez amé y no me correspondieron, porque nunca me comprendieron. No quiero preguntas y respuestas banales, no quiero ironías ni condescendencia, no quiero ver en sus rostros los estragos del paso del tiempo ni en sus ojos la cobardía, el egoísmo, la falta de empatía. No quiero saber de su existencia porque antes buscaba su presencia. No quiero encontrar más vacío a mi alrededor. No hubo buenos tiempos, fueron unos momentos jóvenes y difíciles que intentamos llenar de cualquier manera. No quiero preguntarme por qué los deseé, si no merecen la pena, si sé todos sus miedos. No quiero encontrarme a esos profesores. No fui al funeral, porque hace más de veinte años que asistí al nuestro; no quise ir a la obra de teatro porque, en carnaval, en un portal cercano al instituto a distancia, arrojé bilis entretejida con ácido acetilsalicílico y versos malos; no me interesa saber que vives y  das clases de dibujo en un pueblo de Madrid, supongo que para no se te olvide llegar pronto; ya ni te saludo, vecino, donjuán de pacotilla, camino a las tragaperras. Todos sus recuerdos fundidos en negro sólo me aportan  desamor. ¿Qué fueron en mi vida? Nada. ¿Qué signifiqué yo en las suyas? Nada. Estamos en paz. ¿Por qué no fui? Por el miedo a encontrarme en el desierto agosto una mirada directa a la médula ardiente que no podría esquivar. Quería encontrarlo en la Gran Vía y, por eso, lo rehuí.

Los profesores de literatura, Luis García Montero

Interesante artículo de Luis García Montero de Público (lectura en internet que recomiendo a todo el mundo porque encima es gratis) que me manda mi alumno Angeloxo y del que destaco las palabras que nos dedica a los sufridos profes de literatura que nos debatimos entre la realidad y el deseo:

"Los planes de estudio suponen la decisión más evidente sobre el futuro. ¿Qué lugar ocupa la literatura en los colegios y los institutos? Si pensamos en la crisis del libro, no está de más recordar –en medio de las celebraciones del 23 de abril y de las campañas oficiales de animación a la lectura- la pérdida radical de espacio que la literatura ha sufrido en ese horario escolar que luego contagia cualquier minuto y se extiende por todos los rincones de la vida. Ninguna campaña ocasional marcada por un día festivo en el calendario puede compensar la situación precaria de la literatura en los planes de estudio.
Guardo pocas certezas sobre el futuro. Una de ellas es que la debilidad de la literatura en los planes de estudio simboliza los aspectos más negativos del mundo que se nos prepara. La aspiración de formar personas ha sido desplazada por el adiestramiento en una información seca al servicio de los mercados y de la servidumbre. En medio de esta inercia, los profesores de literatura son unos verdaderos resistentes cuando procuran contagiar el amor por los libros y por la imaginación. Su vocación les lleva a no dar la batalla por perdida. A ellos les pertenece el 23 de abril tanto como a los escritores, los editores, los bibliotecarios y los libreros".

domingo, 14 de abril de 2013

Lecturas no recomendadas


Es lo que tiene el e-book, las lecturas que haces son a ciegas, sobre todo si son gratuitas porque te las ha pasado la amiga de una amiga. Te mandan libros sin portada, sin que puedas hojear el contenido, sin que tengas ninguna referencia del autor. A eso se añade que lees en el metro porque gran  parte de tu jornada laboral la pasas allí y sigues la lectura porque no tienes otra cosa que hacer. No recomiendo ni Mañana lo dejo ni El verano sin hombres. Ambos libros los leí porque me gustaba el título, nada más. Han supuesto una pérdida de tiempo, ¡tantos clásicos que leer o revisitar y yo con tonterías que ni siquiera me han entretenido!
El verano sin hombres es una novela feminista bienintencionada, pero aburrida y previsible. La protagonista ha sido abandonada por su marido y en ese verano escribe un diario sobre sus relaciones con mujeres de todas las edades. Siuri Hustvedt es la mujer de Paul Auster. ¿A qué averiguáis el final?
 Mañana lo dejo es una novela para adolescentes tontorronas que recuerda al diario de Bridget Jones. La protagonista, torpe y divertida, se ha enamorado (busca desesperadamente su media naranja) de su misterioso vecino. El libro es tan pastelero que pensé que lo había escrito una mujer (tampoco escapo de los prejuicios), pero me he dado cuenta al buscar información para escribir esta reseña que es un hombre. Tal vez el descubrimiento justifique la visión tan estereotipada de los planteamientos vitales de la protagonista. Ha sido un éxito de ventas en Francia, pero no entiendo que le pueda gustar a alguien que tenga más de quince años. Y el caso es que el comienzo de la novela prometía. 

domingo, 31 de marzo de 2013

El hombre que amaba a los niños, Christina Stead


Leí la crítica que hizo Almudena Grandes en El País y me pedí para mi cumpleaños El hombre que amaba a los niños . Leí el prólogo de Felipe Benítez Reyes y me enfrenté a la novela  como si se tratará de una obra maestra. He tardado más de una semana en leerla y su lectura, a ratos, se me ha hecho insoportable. La novela no ha respondido a mis expectativas, es  repetitiva e incongruente. El estilo de la autora resulta cargante sobre todo en los múltiples diálogos entre el padre y los hijos en los utilizan un lenguaje dadaista. En esta pesadilla kafkiana, el matrimonio tiene mucho odio y  poco dinero; el padre es una mezcla de anarquista nazi que pretende vivir con su extensa familia como en un falansterio; la madre es una Madame Bovary, llena de deudas y de hijos. La hija adolescente del primer matrimonio del marido ejerce de cenicienta vengativa, refugiada en sus amistades lésbicas y en la literatura. Los niños son aparentemente felices en ese nido de cuervos.  Los episodios transcurren sin ningún interés entre escenas de malos tratos. La diferencia social entre los personajes no justifica su comportamiento. Estaba deseando acabarla y cuando cerré el libro, el hedor insoportable de la cocción del pez aguja en Spa House desapareció. Por fin se acabó la pesadilla de crueldad obsesiva y té negro. 

martes, 26 de marzo de 2013

Blue Valentine


Resultado de imagen de blue valentine bloggelesBrillante historia de amorChico guapo, solitario, sensible y un poco simple, se enamora a primera vista de chica lista con un novio bruto y con una familia donde reinan los malos tratos. Ella está embarazada y, en lugar de salir huyendo, se agarra al espejismo del enamoramiento. Seis años después la historia de amor es de desamor, como casi todas. La película utiliza los saltos temporales de modo que hace interesante lo previsibleEl encanto, la diversión y la pasión del comienzo se convierten  en hastío, monotonía, tristeza y pérdida de respeto.  En la habitación del futuro de un motel absurdo comienza el finalAquí también pierden los dos, aunque aparentemente lo haga solo uno, el que quiere vivir tranquilamente sin desasosiego. Los actores, muy atractivos y  perfectamente caracterizados, bordan su papel, aunque su edad actual no encaje con ninguno de los dos segmentos temporales.  El ambiente gris, sin salida personal ni profesional, se pega a los personajes  como la pintura que lleva él adherida a su piel.
Al salir del cine tienes la sensación de que tú también has vivido algo parecido en algún momento de tu vida. A veces, has sido el chico y otras, la chica.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Quesada Graciosa: fácil y sabrosa

En el instituto es la tarta que todos hacemos para quedar bien, es muy suave y fácil de hacer (recomendada para los inútiles como yo). Gusta a todos. Nos la pasó Gracia Ramírez, profesora de Química. Es la primera receta que pongo en el blog:
Ingredientes:
  • tres quesitos
  • tres huevos
  • brik de nata líquida (200 o 250 gramos) 
  • yogur natural
  • una medida de yogur de harina 
  • Dos medidas de yogur de leche
  • dos o una y medida medidas de azúcar
Se mezcla todo muy bien con minipimer y se vierte en un recipiente plano untado de margarina y harina. Se introduce en el horno durante 20 o 30 minutos. Si se quiere más dulce, hay que sustituir el azúcar por leche condensada.

Gracias, Gracia, por la tarta, por los libros, por tu amistad.  No pude ir ni al tanatorio ni al funeral. Llámalo debilidad, cobardía, comodidad o falta de ganas. Tal vez te fallé. Pero sé, o  quiero creer, que me comprendes.

Adiós, tambucho


Veinticinco años después, por fin, hacía la reforma de su casa. Los recuerdos embalados. El alma por los suelos. Los apuntes en la papelera. La memoria en el olvido. Las fotos a buen recaudo. El suelo, mil veces pisado y fregado, había sido forrado con tarima flotante.  Las puertas de cartón piedra, llenas de rasguños, eran ahora de un blanco resplandeciente. Los sanitarios rotos de color sepia inmaculadamente sustituidos. Ya no había  grifos goteando por la cal, ni nidos de cable escalador por las paredes. La regleta del aire acondicionado había desaparecido a golpes de albañil y de talonario,  incluida la mordida para Hacienda. Pero de lo que más liberada se sentía era de soltar lastre, de deshacerse del tambucho, de la caja situada encima de la ventana del salón dentro de la cual se enrollaba la persiana. Bonita palabra que se convertía en la metáfora de estos años con abultados recuerdos, impregnados de polvo, descascarillados, estancados y retorcidos. Tenía la esperanza de que con la pérdida irreparable del tambucho desapareciera también el insistente dolor de muelas, que tenía instalado en la mandíbula hacia más de tres meses, sin que los antibióticos le hubiesen ganado la batalla a la infección que anidaba en lo más profundo de la raíz; pero no ha sido así, la muela deberá ser arrancada como el tambucho.