viernes, 28 de agosto de 2015

Cinco películas para mejorar la autoestima


Durante el verano, tenemos muchas más oportunidades de mostrar el cuerpo. Y, en ocasiones, de avergonzarnos de él. "No debemos olvidar, sin embargo, que somos excepcionales. Y que en esa originalidad reside la belleza", recuerda Mercedes Martínez Moreno, criminóloga y psicoterapeuta, creadora de MEDI-CINE (www.medi-cine.es). ¿Por qué nos cuesta tanto? ¿Qué nos hace tan vulnerables a los persuasivos señuelos imposibles que aparecen en el mercado de la imagen?


Pincha aquí para saber cuales son estas cinco películas 

miércoles, 26 de agosto de 2015

Ensaladas de verano

Él esperaba sus noticias ansiosamente. Una llamada, un mensaje, un correo, una carta, algo que le indicase que la llama seguía viva, que a muchos kilómetros, en un pueblo pequeño, cercano a una gran ciudad, ella, entregada a reformar su dieta, se metería en el agua recordándolo. Cada una de las brazadas que diese en la piscina, la acercaría más a su pensamiento y a su corazón; pero después de veinticuatro días de silencio, se encontró con un correo que resumía sus coqueteos con diversos autores a los que amorosamente había colocado junto a su cama. Su sitio había sido literalmente invadido por sus libros.  

       El verano es época propicia a picotear, a saltarse las normas y dietas, a hacer habitual lo excepcional. Este verano que casi acaba ha sido una de las épocas más caóticas que recuerdo para mis lecturas y con menos constancia para rematar libros. Veamos algún ejemplo.
       A finales de la primavera compré Campo de retamas, de Sáchez Ferlosio, conjunto de textos subtitulado Pecios reunidos, muchos de ellos ya publicados. Son fragmentos que raramente sobrepasan la página de extensión, a veces aforísticos, otras veces comentarios del momento, algunos literarios o embriones filosóficos, incluso poemas. La prosa de Ferlosio es inapelable, un “monumento más perenne que el bronce”, pero en este volumen a veces decae y se tiene incluso la sensación de que algún fragmento no debería haber sufrido las prensas. No he podido acabar todavía el libro, entre otras razones por la fatiga que produce la capacidad de Ferlosio (y es también una de sus mayores virtudes) para hacerte pensar lo que no quieres. Espero terminarlo antes del otoño y poder rumiar, como ya he hecho esta temporada, algunos de los mejores fragmentos del libro.
        Por los mismos días alcancé Génesis, presunta novela de Félix de Azúa, de estructura tan peculiar que de entrada no se comprende; ¿será una nivola como las de Unamuno? Más bien puede ser una venola, lo que sale cuando a uno le da la vena de escribir sea como sea. No me atrapó, y ha quedado en la mesilla como en la sala de espera de 2ª clase; confío en que la escritura magnética de Azúa me envuelva a no mucho tardar.
       Por si no quieres caldo… me dio por mirar una cita leída en un periódico y me amarré al barco que llevaba a Kafka, o a su héroe, a América, lectura mitificada hace 40 años. Ahora sólo he releído entero el último capítulo conservado, El Gran Teatro Integral de Oklahoma, uno de los pasajes más simbólicos, surrealistas y desconcertantes del Autor (a algunos hay que ponerles mayúsculas): son textos que no nos dejan en toda la vida.
       Para desengrasar, y ya en plena caldera juliana a más de 400, me lancé a la literatura de evasión. Me topé en la cabaña con unos tomitos de novela negra de los años 90, que daban con una revista de entonces. Elegí al azar Cazadores de herederas, firmado por Bill S. Ballinger, un escritor norteamericano de segunda fila muerto hace muchos años, según pude averiguar; el librito no presenta nombre de traductor ni copyright original; en fin, un apaño. Bueno, pues la novelita no está mal escrita y tiene algo de ingenio. Para empezar, el título, que sugiere pérfidos seductores al acecho de inocentes doncellas adineradas (como Monty Clift en La heredera), encubre en realidad a unos detectives zarrapastrosos tras la pista de una joven que desconoce haber heredado una importante suma, a la espera de una comisioncita… Con todo ello, no pude llegar a la mitad de las 100 y pico paginitas, que deberán aguardar tiempos peores de mis lóbulos frontales.
       Al pasar por una mesa de libros viejos en Trafalgar St pico algunas cosas por un duro: ante todo, Nada de Carmen Laforet; sólo con releer los primeros párrafos me siento aliviado de las fatigas pasadas; las grandes obras lo son porque hacen olvidar otras muchas. Queda la duda de la clave sentimental de la novela, aparentemente ocultada durante lustros.
       El otro librito que pesco en las aguas de Trafalgar es un Austral con La comedia nueva o el café y El sí de las niñas, de Moratín. De la primera tengo varias ediciones, de modo que esta es más bien para regalar. Desde hace muchos años me domina el fetichismo por una frase de La comedia nueva que repito a menudo: “Pero lo diré en griego, para mayor claridad”, en boca de Don Hermógenes, el gran pedantón o erudito a la violeta que vertebra la comedia. Salvando las insuficiencias y ambigüedades de la obra, me resulta inevitable volver de vez en cuando a ella (con una ojeada, de paso, a El sí de las niñas), como un hito en nuestro teatro y en lo que fue nuestra impotente ilustración.
       Por cierta película homónima, doy en leer el relato de Paul Bowles Tú no eres yo, que te deja impactado y con ganas de leer otros cuentos del autor, y también El cielo protector, que me espera hace años y cuyo comienzo, al menos, parece interesante.
       Un nuevo rescate de una mesa callejera: San Manuel Bueno, mártir, y tres historias más, otro Austral. Hojeando, me atrapa La novela de don Sandalio, jugador de ajedrez, que no conocía; me enredo en ella. Por encima de todo, me descubro en el placer de la lectura. Debe de ser que mis gustos están completamente estragados, pero me sigue atrayendo la escritura de mis abuelos por encima de la de mis padres, y no digamos la de mis primos; de mis hijos y nietos mejor no hablar, por falta de datos.
       En la feria local serrana me topo con los Aforismos de la cabeza parlante, de Bergamín: 70 páginas que espero merecer acabar algún día; me suenan bien.
       En el mismo caladero soy pescado por una edición bilingüe de la primera parte de Alicia de Carroll: me deleito con la prosa del ultracuento pese a mi incompetencia en inglés; de ilusión también se vive.
       Como pasa tantas veces, buscando algo en las estanterías del pasillo se encuentra otra cosa abandonada, pero que atrae: El imitador de voces, de Thomas Bernhard, colección de minicuentos (más que microrrelatos) de tono poco habitual en uno de los escritores más malditos y maldecidos o maldichos del siglo XX. A veces resultan exasperantes y a punto estoy de lanzarlos por la ventana, pero sólo alcanzo a situarlos en la cima de la montaña de libros de mi mesilla.
       En la cabaña yacía desde hace años Las crónicas del sochantre, de Álvaro Cunqueiro, sacado también de una mesa de viejo en la añeja colección Salvat de rtv, donde hay títulos para mí indispensables. La narración, realismo mágico avant la lettre, o sea algo que siempre ha habido, presenta una peculiar santa compaña o hueste antigua en un lenguaje donde se mezclan los galleguismos con lo arcaico y lo personal. Creo que es el único libro del verano que voy a leer entero y más o menos seguido.
       Pero las ensaladas suelen estar faltas de proteínas. Para reforzar mi dieta he añadido porciones de lecturas más musculosas, siempre en la línea fragmentaria y mixturera.
       Lo primero, unas caladas en La rama dorada, de Frazer, me llevan a los albores de la antropología cultural, un acervo de mitos, ritos y gritos primitivos donde han bebido generaciones de filósofos, psicólogos e historiadores de toda laya, desde Freud hasta los postmodernos y el mismísimo Agustín García Calvo. Un monumento a las mejores y peores tradiciones investigadoras del humanismo occidental. Uno de esos librones que te hacen desear tener más vidas para dedicarlas a más cosas.
       Otro librón, o librazo, Paideia, de Werner Jaeger, subtitulado Los ideales de la cultura griega, un mamotreto de 1200 páginas en letra menuda. Es otro clásico de los estudios histórico-filológicos, para desmenuzar los valores y formas de la educación a través de la cultura helénica. “Paideía” en griego suele traducirse “educación”, pero su raíz le hace decir “niñería”, “trato de niños”. Pese a todas las distancias que haya que poner con las tesis del autor, la obra es una mina de datos y reflexiones sobre una cultura que no es que sea fundamental para la nuestra, es que, como dijo alguien, los griegos somos nosotros (que no se entere Frau Merkel).
       Todo esto venía por la necesidad de leer, por razones externas, ciertos pasajes de las Lecturas presocráticas (con el poema de Parménides). Este libro de Gª Calvo, dentro del refuerzo alimentario arriba aludido, es un auténtico superconcentrado proteínico. Aquí ya hay que recurrir a las hipérboles de los antiguos poetas: aunque tuviera cien vidas, cien almas y mil mentes, no podría desentrañar tamañas tiradas donde la lógica, la matemática, la filosofía y el pensamiento puro se lanzan a la velocidad de la luz hasta orillas inalcanzables para algunos mortales. Peor aún fue meterle el diente a otra obra del mismo: Es: estudio de gramática prehistórica, que para mí desde hace mucho es ya como el 5º arcano de Fátima.
       En uno de mis convulsos intentos de rellenar oceánicas lagunas, me compro La lingüística cognitiva. Análisis y revisión, de J. Martínez del Castillo. Con un tercio leído, algo me ha enseñado sobre la materia, desde mi ignorancia. El libro es un ataque frontal a ese enfoque del lenguaje, pero algo desordenado y, lo que es peor, no muy bien escrito. Pero a buen hambre no hay pan duro, y el pan más vale duro, duro, que ninguno. Veremos si algún día remato el intento.
       Por último, picoteo de nuevo en un libro ya tentado: La manía de leer, de Víctor Moreno. Es un ensayo contra los apóstoles de la lectura, los fundamentalistas de la cultura (¿Kultur?) y el discurso semioficial de defensa de los supervalores de las letras. La tesis central va sólo contra lo que a veces es palabrería y pseudomisticismo, pero la gruesa artillería empleada da continuamente la impresión de que esto de los libros y la lectura es una gilipollez que nos venden para que pasemos el rato y hacer dinero los de siempre. O sea, nos queda una sensación ya antigua: partiendo de la nada, hemos llegado a la más absoluta miseria.
       

martes, 25 de agosto de 2015

Sol de los ángeles


Qué podría decirte, qué ofrecerte que te merecieras, sol de los ángeles, sólo soles para este día que espero pases mejor que otros.

    Gotas de miel y ámbar en el aire

          ondas de plata y oro que llegan a la playa 

             y a las suaves dunas doradas

                el surtidor de campanitas de cristal

                    que llenan todo el espacio vacío

                        el aire que alienta en la sombra

                            y da la vida cálida, cercana

                               el latir incesante y veraz

                                  la luz invisible que nunca se apaga

                                     y más allá y más alto y más dentro

                                        y más hondo y más grande, más grande

                                            y sin fin y sin fin y sin fin y sin finnnn

                               

                

         




sábado, 11 de julio de 2015

Obras son/sin amores

Otra vez estoy de obras, esta vez en casa de mi madre. Lo que parecía un lavado de cara se ha convertido en una reforma total: los cables estaban forrados de tela y las tuberías eran de plomo. Por ahora estamos en la fase de destrucción.
 "Por sus obras los conoceréis", decían los evangelios: ¿será que por el tipo y frecuencia de las reformas domésticas se conoce a la gente? O quizá: "Por sus sobras los conoceréis": la basura que producimos nos delata. O por lo que nos sobra: cuando decimos "me sobra todo", ya se sabe. Y sobrar viene de superare: me supera, me sobra.  Conclusión: obras sin amores no son buenas razones. 

martes, 30 de junio de 2015

Timo de "la siembra" en el cajero

Uniendo esta entrada con la anterior. Otra de las cosas buenas de Malta es la ausencia de delincuencia y la tranquilidad con la que vas despreocupándote del bolso.

Ayer fui a sacar dinero del cajero del  banco y sufrí un intento de robo por el método, según he leído en internet, de “la siembra” de billetes. Me he librado por poco, porque el cajero iba lento y el ladrón actuaba solo. Me equivoqué con la primera operación y observé como un chico joven con barba se situaba a mi derecha y no me quietaba ojo. No le di importancia, pensé que estaba harto de mi demora y, además, desapareció pronto de mi ángulo de visión. Cuando esperaba la cantidad solicitada, oí detrás de mí una voz extranjera que gritaba: “Señora, señora” y vi que una mano se introducía por mi izquierda tirando dos billetes al suelo, uno de diez euros y otro de cinco.  Instintivamente miré al dinero, que no respondía a lo que intentaba sacar,  y al individuo, que era el mismo de antes, joven, delgado, con barba pelirroja y bien vestido. En un segundo se dispararon mis alarmas y me di cuenta de que iba a robarme. No me agaché y tapé con mi cuerpo la salida del dinero y lo recogí. Salió escopetado. Me quedé temblando y sin saber qué hacer. Me había librado por los pelos.
Su impericia me salvó, él contaba con que el dinero saldría en el mismo momento que tiraba al suelo el dinero, que yo me agacharía y él aprovecharía ese movimiento para robarlo. Por lo menos los que se dedican a estos timos-robos no son violentos.
Todo ocurrió a las doce  del mediodía, en la calle Fuencarral y rodeada de gente. Así que recomiendo a todo el mundo que sea cauto y anule la operación ante cualquier sospecha. Vigilad que no haya ningún sospechoso cerca, cubrid bien las teclas para que no se pueda ver el número que marcáis y no atendáis a las palabras de nadie hasta no haber guardado dinero y tarjeta. Si tenéis más de 60 años, sois los objetivos preferidos de estas bandas. Mejor sacad el dinero dentro de las sucursales o en compañía de algún familiar.
En internet he leído que normalmente van en grupo y hay dos modalidades de siembra: memorizar el pin, llevarse la tarjeta y darte el cambiazo por otra para luego vaciarte la cuenta, y/o recoger el dinero mientras te agachas. 

jueves, 11 de junio de 2015

Viaje a Malta con la Comunidad de Madrid (mayores de 60)

La vida se va en un pispás, empiezas viajando en Mundo Joven y acabas en Mundo Senior, sin saber muy bien en qué se te han ido los años intermedios. Era la primera vez que viajaba con un grupo tan homogéneo: todos mayores de sesenta años. Y no me ha gustado, prefiero la diversidad, que haya personas de distintas edades y condiciones como en la vida misma. Además, ahora prefiero calidad en los servicios, por lo menos que el hotel esté céntrico y reúna las condiciones mínimas, porque ahora me canso, duermo mal y no me importa gastarme un poco más. Elegí el viaje porque pensé que, al viajar fuera de temporada, el grupo sería reducido; craso error, porque estaba masificado. La mayorista es Panavisión y a esta agencia hay que achacarle los fallos en el viaje para que los pueda subsanar, porque la Comunidad de Madrid es el cebo, no pone un euro: el pequeño descuento recae en las propias agencias que venden más al cobrar un poco menos. El paquete turístico presenta pensión completa, lo que tiene sus ventajas y sus inconvenientes: te lo dan todo hecho, pero a cambio te impiden tener tiempo libre y degustar la cocina local. El tiempo se nos iba esperando que los del otro grupo, parece ser de viajes del Corte Inglés, alojados más cerca de la civilización, se reuniera con nosotros. Además, el grupo era demasiado numeroso (48 personas) y era imposible enterarte de las explicaciones. La guía, Rita, es una gallega muy competente que aparece en el programa de televisión Españoles por el mundo (2011).

El hotel, Sunflower, pequeño, cutre, aislado en la zona alta de Bugibba, dejaba mucho que desear: el colchón no tenía protector, las sábanas no eran del tamaño de la cama y tenían, como las toallas, un tono gris. La manta, de un marrón sospechoso,  parecía de la  segunda guerra mundial. La cortina del baño era pequeña y el baño se inundaba. La luz cenicienta. La televisión pequeña y antediluviana. Todo anclado en los 90. La piscina pequeña, rodeada de butacas desgastadas por el uso. Supongo que ideal para viajes de estudiantes, pero inaceptable para personas mayores.

Malta
El archipiélago es el país más habitado y pequeño de Europa. Apenas un peñasco de 316 metros de superficie con una imponente fortaleza (si siguen construyendo al ritmo actual  se quedarán sin terreno para cultivar). Lugar propicio para la caza (de ahí la fama de sus halcones) y el pirateo. Dividida en minifundios, fue un error arrancar los olivos que la poblaban porque se aceleró el proceso de desertización. No hay ni un solo río ni arroyo. Los griegos la llamaron Melita, la isla dulce. Visitada por accidente por san Pablo, conquistada por árabes y bizantinos hasta que en 1282 pasa a la corona de Aragón, para ser cedida posteriormente por Carlos I a los caballeros de la orden de Malta. Conquistada más tarde por Napoleón y por el Imperio británico en 1814, se hizo independiente en 1964, es una república desde 1974 y se incorporó a la Unión Europea en 2004.
La isla de Malta es inquietante, distinta, a veces maravillosa y otras, insoportable. Nada que ver con otras del Mediterráneo. Posee más coches que viviendas, lo que, junto a la remodelación de las carreteras, produce continuos atascos. Parece un parque temático sacado de la factoría Playmobil, que tiene su sede allí. A pesar de su pequeñez, tiene de todo: acantilados, monumentos megalíticos, restos romanos, catacumbas, casas normandas y de origen otomano e  iglesias barrocas con cúpulas que imitan a las del Vaticano. Y muchos museos dedicados a las armas y a las guerras. Hasta la lengua es una mezcla extraña de árabe y fenicio con alfabeto romano. Llana y árida, la vegetación a finales de mayo  correspondía al mes de agosto.  Apenas hay playas de arena y son artificiales. La entrada a La Valeta, muy reconstruida, es espectacular,  y pasear por sus calles, mezcla de oriente y occidente, tiene un encanto extraño; se tiene la sensación de dejá vu, porque en ella se han rodado películas como Gladiador, Ágora o Troya. 


Sus habitantes son ultra católicos (no existe el divorcio) y en la isla existen unas 365  iglesias, una para cada día del año, las calles y las casas están llenas de santos y vírgenes de dudoso gusto. Se mantiene envuelta en un sabor inglés, se conduce a la izquierda y están en uso las cabinas y los buzones de color rojo, hace poco que han retirado los autobuses urbanos antiguos. Otra curiosidad es la numeración en herradura de las calles de la Valeta con los números seguidos.  Los dulces y  helados son variados y exquisitos, como la bebida nacional (que habría que importar) kinnie, mezcla de hierbas que recuerda el sabor de la Coca-Cola y el regusto amargo del bíter.

En la actualidad, Malta es un país emergente y en construcción con un IVA por debajo del resto de Europa, muchas multinacionales se han beneficiado de este semiparaíso fiscal, y algunos casinos online tienen allí su sede.  Además de alumnos que van a estudiar inglés, reciben muchos inmigrantes titulados, sobre todo enfermeras y médicos, porque allí gobiernan "los rojos" y están llevando a cabo muchas políticas encaminadas a conseguir un estado de bienestar, que comienza dedicando mucho dinero a la sanidad y la educación.  
Me sorprendieron sus monumentos megalíticos, anteriores a los Stonehenge y Las llamadas Venus de Mal'ta, alrededor de 30 estatuillas femeninas de diferentes formas que se encuentran en el Museo Arqueológico y datan del Paleolítico. Gorditas entrañables en las que parece haberse inspirado el escultor Botero. Se puede observar que el aspecto que presentan coincide con el desnudo de muchas de las viajeras del grupo.   


Malta fue también el refugio de Caravaggio y en su catedral se encuentra el impresionante y teatral cuadro Decapitación del Bautista.



Estaba como en casa, oyendo continuamente el nombre de mi pueblo, Villena, porque la guía citaba continuamente a uno de los maestres de la orden de Malta entre 1722 y 1736, de origen portugués, Manuel de Villena, Durante su maestrazgo, impulsó un ambicioso proyecto de obras públicas, entre las que cabe destacar la remodelación completa de la ciudad de Florinana  por lo que aquella fue conocida como borgo Vilhena, y las llevadas a cabo en las murallas de la ciudad de Mdina, cuya puerta monumental lleva las armas del gran maestre sobre el arco de entrada. En 1731, ordenó la construcción del Teatro Manoel, el tercero más antiguo de Europa en funcionamiento, y actualmente Teatro Nacional de Malta.

No creo que vuelva a Malta ni a viajar con la Comunidad de Madrid. Pero ya sabemos que nunca se puede decir de esta agua no beberé. No me puedo imaginar el calor tiene que hacer allí en el mes de agosto. 
  Para saber más

viernes, 15 de mayo de 2015

Te dejo es jódete al revés, Purificación García

Te dejo es jódete al revés (2012) me lo recomendó Angeloxo hace un par de años y asombrada por su título, casi un palíndromo que rezuma verdad, lo leí entretenida, divertida y, por qué no decirlo,  un poco envidiosa. La autora, señorita Puri, empezó de bloguera y ha terminado escribiendo dos libros. No me extraña, con su verborrea digna del Club de la Comedia o de Manolito Gafotas, contagia alegría de vivir por los cuatro costados, es capaz de sobrevivir con sentido del humor a todas las desgracias cotidianas que nos acechan. Me gustó sobre todo la primera parte, no tanto la segunda que me resultó algo empalagosa, escrita con el subidón de hormonas de la maternidad.. 
Lo recomiendo para estos días calurosos que se avecinan, con una cerveza muy fría en la mano. Y se lo regalaría, si me hubiese atrevido a pasar por su librería, al escritor José María Mijangos, para que incluya al personaje en alguna novela suya.

“Respecto a la foto, ni de broma. "Si me sacan de espaldas se pierde la magia del anonimato, no me ponen cara, pero me ponen culo, que es peor (porque no tengo el de las mamachicho). Dejemos que la gente viva con la fantasía, porque si les decimos que los reyes magos son los padres y que compran los juguetes en el Lidl los conviertes en carne de psicólogo para los restos. Y, sobre todo, en el trabajo no saben que utilizo los ordenadores para hacer un blog y me la puedo jugar y con la reforma laboral se lía la mundial. Como dijo Aznar: you know now. Un besito".

Su blog se llama Señorita Puri, acuda a la caja 7