miércoles, 27 de septiembre de 2017

Hermanos y escritores


Un hermano es un amigo dado por la naturaleza para toda la vida. Los hermanos no solo comparten genes, la cultura, la educación o la clase social, además comparten las experiencias que suceden dentro de la familia y viven los mismos acontecimientos, lo que les ayuda a adquirir aficiones o profesiones similares. Al repasar algunas biografías de autores descubrimos que son numerosos los hermanos que se dedican al oficio de la literatura, tanto trabajando conjuntamente como por separado y que, a veces, la profesión se hereda de padres a hijos. Pero las relaciones fraternas, como todas las relaciones sociales, no siempre son idílicas y pueden llegar a ser muy complicadas pasando del amor al odio, tanto en la infancia como en la edad adulta, generalmente por haber recibido un trato no equitativo por parte de los padres, por celos o por envidia. Incluso los hay que aprovechan la muerte del otro para airear los trapos sucios de la familia. Veamos algunos ejemplos:

1.- Los hermanos gemelos

Según las últimas investigaciones Juan y Alfonso de Valdés, representantes del pensamiento erasmista español en el s. XVI, eran hermanos gemelos. Juan es el autor del famoso Diálogo de la lengua y hasta finales del XIX a él se le atribuyeron las obras de  Alfonso por haber sido impresas de forma anónima (Diálogo de Mercurio y Carón y Diálogo de las cosas acaecidas en Roma).

La escritora Dulce Chacón (La voz dormida) siempre soñó con escribir una historia sobre una princesa azteca y un conquistador español, pero el cáncer se lo impidió. Fue su hermana gemela, Inma Chacón, quién escribiría la historia por ella ('La princesa india'). "Éramos complementarias en la vida desde que nacimos. Yo era su lectora, corregía todo y le ayudaba en la documentación. Así que para mí escribir esta novela ha sido la razón moral para haber sobrevivido a mi hermana, porque su muerte me pareció absurda. Si vinimos juntas, yo entendía que nos teníamos que ir juntas".

2.-Los hermanos que escribieron juntos

Entre los hermanos que firmaron conjuntamente sus obras y permanecieron juntos figuran: los hermanos Grimm, los Goncourt y los Álvarez Quintero.

Antes de llegar a los treinta años los hermanos Grimm ya habían llegado a la fama con su recopilación de cuentos tradicionales y diversos estudios lingüísticos. No solo trabajaron juntos, sino que vivieron siempre en la misma casa (aunque Wilhelm estaba casado) y están enterrados juntos en el cementerio de San Matías de BerlÍn. Inseparables también fueron los hermanos Goncourt (parece que se lo juraron a su madre), escritores de estilo naturalista. Después de la muerte de Jules, Edmond siguió escribiendo y en su testamento creó, en memoria de su hermano, el Premio Goncourt que se otorgó por primera vez en 1903. La unión entre los hermanos sevillanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero duró toda la vida, estrenaron innumerables sainetes, libretos de zarzuela, piezas cómicas y dramas. Ambos fueron miembros de la RAE, eso sí, en distintos sillones.

La colaboración entre los hermanos Machado se produjo a partir del momento en que Antonio Machado se trasladó a Madrid en 1931 y escribe con su hermano Manuel varias obras dramáticas. Manuel Machado era el primer firmante en libros y carteles por lo que debía de ser el principal responsable de la estructura dramática de las obras, pero en lo demás es muy difícil diferenciar el trabajo de ambos escritores, muy unidos hasta que la guerra civil los separó definitivamente: Antonio quedó en el bando republicano y Manuel, en el nacional. En realidad, los hermanos Machados fueron tres, porque otro hermano, Francisco, también hizo sus pinitos literarios y fue un destacado (y reformador)  miembro del cuerpo de funcionarios de prisiones. 

Los hermanos y artistas románticos Valeriano y Gustavo Adolfo Bécquer, además de su obra por separado, conjuntamente escribieron e ilustraron gran cantidad de artículos en revistas y otras publicaciones de la época. Así, se les atribuye incluso un libro satírico, inédito hasta 1990, denominado «Los Borbones en pelota».


3.- Sagas literarias
La saga literaria española más famosa es la de los Panero, que conocemos la mayoría gracias a las  películas El desencanto (Jaime Chávarri, 1976) Después de tantos años (Ricardo Franco, 1994). El desencanto causó gran escándalo porque su tema fundamental era el arte de matar al padre y sacar la basura acumulada durante tantos años, justamente lo que estaba haciendo la sociedad del momento con la figura de Franco. Panero, poeta del régimen franquista y hermano asimismo de otro poeta, Juan, se casó con la también escritora Felicidad Blanc con quien tuvo tres hijos que acabaron siendo escritores: Juan Luis, Michi y Leopoldo María.

4. Hermanos que cambiaron de apellido y no lo parecen.

Magda Donato y Margarita Nelken, muy conocidas en la España de los años 20 y 30 por su feminismo. Margarita Nelken era la que tenía una carrera literaria más importante; fue la primera traductora de Kafka al español y escribió ensayo (era una mujer de fuerte conciencia política) y varias novelas. Su hermana, Carmen Eva, actriz y autora de obras de teatro para niños, firmaba con el seudónimo de Magda Donato, ya que desde niña se sintió eclipsada por su hermana mayor y no quería que las confundieran. Las dos murieron exiliadas en México. 
También eran hermanas Luisa-María Linares y Concha Linares-Becerra, hijas del dramaturgo Luis Linares Becerra. En la posguerra publicaron por separado populares novelas rosas, alguna de ellas adaptada al cine. 
 Margaret Drabble y A.S. Byatt (Antonia Susan Drabble), hijas de un conocido novelista. Ambas son dos de las escritoras más populares de finales del siglo XX en Reino Unido y estuvieron enfrentadas durante años. Parece ser que una hermana acusó a la otra de apropiarse de un juego de té familiar como motivo literario, cuando sabía que la otra lo quería utilizar.

Javier Reverte y Jorge Martínez Reverte son hermanos, periodistas y escritores, hijos del también periodista Jesús Martínez Tessier.

5.- Hermanos que siguieron caminos diferentes.

La mayoría de los escritores siguieron caminos distintos a los de sus hermanos. En el siglo XIX, Anne, Emily y Charlotte Brontë son las hermanas literarias por excelencia. También tenían un hermano, Branwell, que además de escritor era pintor. Pero Branwell ha sido olvidado ante el genio de sus hermanas. Y También está la familia James, aunque hoy solo es recordado Henry James, su padre y dos de sus hermanos también eran escritores notables, así como la hermana pequeña, Alice James, que escribió unos diarios para escándalo de los hermanos.

 En el siglo XX, las seis hermanas Mitford no solo fueron escritoras, sino que además se convirtieron en personajes literarios con vidas plagadas de escándalos que acabaron impresas, empezando por la que se casó con un rico industrial y abandonó a su marido, hasta la revolucionaria comunista y la hermana nazi y suicida, Unity Mitford.
 
A los hermanos Durrell, aunque de estilos, temáticas e intereses muy diferentes, les unía el talento extraordinario. Gerald Durrell en su divertidísima autobiografía Mi familia y otros animales describe a su hermano mayor Lawrence (Larry) con la precisión de un científico, ofreciendo un retrato tan humorístico como lleno de admiración. Encerrado siempre en su cuarto, perdido en un mar de folios, empecinado en sembrar los cimientos de la que será su obra futura, convencido de llegar a formar parte del Olimpo de los grandes.

Los hermanos Camba que incluso tienen un museo en Villanueva de Arosa, su ciudad natal, Francisco fue novelista y Julio destacó como periodista.

Jorge y Carlos Semprún, nietos del político conservador Antonio Maura fueron comunistas y escritores.  Jorge Semprún era frío e íntegro. Carlos era lo contrario: expansivo y transparente. Durante décadas se adoraron, pero al final de sus vidas razones personales y políticas hicieron que se separaran, tal vez tuvo que ver que Jorge empezara a ganar premios como literato e incluso una candidatura al Oscar como mejor guionista.

El detonante de la poética de la familia Goytisolo (José Agustín, Juan y Luis) es la muerte de la madre, Julia Gay, en 1938 durante uno de los bombardeos franquistas a Barcelona. Ello explica el exilio voluntario de Juan en París y Marraquech y el enfoque de la realidad española que realiza en Señas de identidad Reivindicación del conde don Julián. Los tres se caracterizan por haber llevado una vida de excesos y desventuras, de desarraigos, de amores imposibles y de aburguesamiento vergonzoso.

Otra gran familia literaria de nuestras letras lleva el apellido Casariego. Pedro, Martín y Nicolás fueron tres de los hijos del pintor asturiano Pedro Casariego Hernández-Vaquero. El 8 de enero de 1993, el poeta Pedro Casariego (Madrid, 1955) se arrojaba a un tren en la estación de Aravaca. Su hermano Martín Casariego en  La primavera corta, el largo invierno (Espasa, 1999) rinde un homenaje humano y literario a la figura de su hermano Pedro.

En Argentina las hermanas Ocampo ejercieron una importante influencia en el desarrollo de los movimientos culturales en su país. Victoria desde su puesto de directora de la revista Sur, fundada por ella misma en 1931; fue la primera mujer miembro de la Academia Argentina de la Lengua. Su hermana Silvina Ocampo, esposa del escritor Adolfo Bioy Casares, formó parte de la llamada generación de 1940; su producción incluye poesía, ensayo, teatro y relatos, pero son estos últimos los que le han valido un mayor reconocimiento de la crítica y el público.

Los hermanos Posadas: Carmen acaba de publicar La hija de la Duquesa de Alba y Gervasio, El mentalista de Hitler. 

Ángela Labordeta ha escrito mucho del núcleo familiar en libros como ‘Bombones de licor’ y ‘Tacones y muñecas’, donde explora dos mundos familiares muy complementarios: la historia de su padre José Antonio Labordeta y sus hermanos, entre ellos el poeta Miguel Labordeta, pero también aparecen Manuel Labordeta, creador de cine y profesor, o el tío Luis, enfermo, en la primera, y el mundo de una familia en los años 80, en la segunda. Pero es el cuento ‘El novio de mi madre’, que da título a un conjunto de doce piezas, donde aborda este asunto de manera más explícita.

Y, por último, cito a mis compañeros Eduardo y José Antonio Lago de los que hablaré más adelante.

Para saber más:

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