martes, 30 de junio de 2015

Timo de "la siembra" en el cajero

Uniendo esta entrada con la anterior. Otra de las cosas buenas de Malta es la ausencia de delincuencia y la tranquilidad con la que vas despreocupándote del bolso.

Ayer fui a sacar dinero del cajero del  banco y sufrí un intento de robo por el método, según he leído en internet, de “la siembra” de billetes. Me he librado por poco, porque el cajero iba lento y el ladrón actuaba solo. Me equivoqué con la primera operación y observé como un chico joven con barba se situaba a mi derecha y no me quietaba ojo. No le di importancia, pensé que estaba harto de mi demora y, además, desapareció pronto de mi ángulo de visión. Cuando esperaba la cantidad solicitada, oí detrás de mí una voz extranjera que gritaba: “Señora, señora” y vi que una mano se introducía por mi izquierda tirando dos billetes al suelo, uno de diez euros y otro de cinco.  Instintivamente miré al dinero, que no respondía a lo que intentaba sacar,  y al individuo, que era el mismo de antes, joven, delgado, con barba pelirroja y bien vestido. En un segundo se dispararon mis alarmas y me di cuenta de que iba a robarme. No me agaché y tapé con mi cuerpo la salida del dinero y lo recogí. Salió escopetado. Me quedé temblando y sin saber qué hacer. Me había librado por los pelos.
Su impericia me salvó, él contaba con que el dinero saldría en el mismo momento que tiraba al suelo el dinero, que yo me agacharía y él aprovecharía ese movimiento para robarlo. Por lo menos los que se dedican a estos timos-robos no son violentos.
Todo ocurrió a las doce  del mediodía, en la calle Fuencarral y rodeada de gente. Así que recomiendo a todo el mundo que sea cauto y anule la operación ante cualquier sospecha. Vigilad que no haya ningún sospechoso cerca, cubrid bien las teclas para que no se pueda ver el número que marcáis y no atendáis a las palabras de nadie hasta no haber guardado dinero y tarjeta. Si tenéis más de 60 años, sois los objetivos preferidos de estas bandas. Mejor sacad el dinero dentro de las sucursales o en compañía de algún familiar.
En internet he leído que normalmente van en grupo y hay dos modalidades de siembra: memorizar el pin, llevarse la tarjeta y darte el cambiazo por otra para luego vaciarte la cuenta, y/o recoger el dinero mientras te agachas. 

jueves, 11 de junio de 2015

Viaje a Malta con la Comunidad de Madrid (mayores de 60)

La vida se va en un pispás, empiezas viajando en Mundo Joven y acabas en Mundo Senior, sin saber muy bien en qué se te han ido los años intermedios. Era la primera vez que viajaba con un grupo tan homogéneo: todos mayores de sesenta años. Y no me ha gustado, prefiero la diversidad, que haya personas de distintas edades y condiciones como en la vida misma. Además, ahora prefiero calidad en los servicios, por lo menos que el hotel esté céntrico y reúna las condiciones mínimas, porque ahora me canso, duermo mal y no me importa gastarme un poco más. Elegí el viaje porque pensé que, al viajar fuera de temporada, el grupo sería reducido; craso error, porque estaba masificado. La mayorista es Panavisión y a esta agencia hay que achacarle los fallos en el viaje para que los pueda subsanar, porque la Comunidad de Madrid es el cebo, no pone un euro: el pequeño descuento recae en las propias agencias que venden más al cobrar un poco menos. El paquete turístico presenta pensión completa, lo que tiene sus ventajas y sus inconvenientes: te lo dan todo hecho, pero a cambio te impiden tener tiempo libre y degustar la cocina local. El tiempo se nos iba esperando que los del otro grupo, parece ser de viajes del Corte Inglés, alojados más cerca de la civilización, se reuniera con nosotros. Además, el grupo era demasiado numeroso (48 personas) y era imposible enterarte de las explicaciones. La guía, Rita, es una gallega muy competente que aparece en el programa de televisión Españoles por el mundo (2011).

El hotel, Sunflower, pequeño, cutre, aislado en la zona alta de Bugibba, dejaba mucho que desear: el colchón no tenía protector, las sábanas no eran del tamaño de la cama y tenían, como las toallas, un tono gris. La manta, de un marrón sospechoso,  parecía de la  segunda guerra mundial. La cortina del baño era pequeña y el baño se inundaba. La luz cenicienta. La televisión pequeña y antediluviana. Todo anclado en los 90. La piscina pequeña, rodeada de butacas desgastadas por el uso. Supongo que ideal para viajes de estudiantes, pero inaceptable para personas mayores.

Malta
El archipiélago es el país más habitado y pequeño de Europa. Apenas un peñasco de 316 metros de superficie con una imponente fortaleza (si siguen construyendo al ritmo actual  se quedarán sin terreno para cultivar). Lugar propicio para la caza (de ahí la fama de sus halcones) y el pirateo. Dividida en minifundios, fue un error arrancar los olivos que la poblaban porque se aceleró el proceso de desertización. No hay ni un solo río ni arroyo. Los griegos la llamaron Melita, la isla dulce. Visitada por accidente por san Pablo, conquistada por árabes y bizantinos hasta que en 1282 pasa a la corona de Aragón, para ser cedida posteriormente por Carlos I a los caballeros de la orden de Malta. Conquistada más tarde por Napoleón y por el Imperio británico en 1814, se hizo independiente en 1964, es una república desde 1974 y se incorporó a la Unión Europea en 2004.
La isla de Malta es inquietante, distinta, a veces maravillosa y otras, insoportable. Nada que ver con otras del Mediterráneo. Posee más coches que viviendas, lo que, junto a la remodelación de las carreteras, produce continuos atascos. Parece un parque temático sacado de la factoría Playmobil, que tiene su sede allí. A pesar de su pequeñez, tiene de todo: acantilados, monumentos megalíticos, restos romanos, catacumbas, casas normandas y de origen otomano e  iglesias barrocas con cúpulas que imitan a las del Vaticano. Y muchos museos dedicados a las armas y a las guerras. Hasta la lengua es una mezcla extraña de árabe y fenicio con alfabeto romano. Llana y árida, la vegetación a finales de mayo  correspondía al mes de agosto.  Apenas hay playas de arena y son artificiales. La entrada a La Valeta, muy reconstruida, es espectacular,  y pasear por sus calles, mezcla de oriente y occidente, tiene un encanto extraño; se tiene la sensación de dejá vu, porque en ella se han rodado películas como Gladiador, Ágora o Troya. 


Sus habitantes son ultra católicos (no existe el divorcio) y en la isla existen unas 365  iglesias, una para cada día del año, las calles y las casas están llenas de santos y vírgenes de dudoso gusto. Se mantiene envuelta en un sabor inglés, se conduce a la izquierda y están en uso las cabinas y los buzones de color rojo, hace poco que han retirado los autobuses urbanos antiguos. Otra curiosidad es la numeración en herradura de las calles de la Valeta con los números seguidos.  Los dulces y  helados son variados y exquisitos, como la bebida nacional (que habría que importar) kinnie, mezcla de hierbas que recuerda el sabor de la Coca-Cola y el regusto amargo del bíter.

En la actualidad, Malta es un país emergente y en construcción con un IVA por debajo del resto de Europa, muchas multinacionales se han beneficiado de este semiparaíso fiscal, y algunos casinos online tienen allí su sede.  Además de alumnos que van a estudiar inglés, reciben muchos inmigrantes titulados, sobre todo enfermeras y médicos, porque allí gobiernan "los rojos" y están llevando a cabo muchas políticas encaminadas a conseguir un estado de bienestar, que comienza dedicando mucho dinero a la sanidad y la educación.  
Me sorprendieron sus monumentos megalíticos, anteriores a los Stonehenge y Las llamadas Venus de Mal'ta, alrededor de 30 estatuillas femeninas de diferentes formas que se encuentran en el Museo Arqueológico y datan del Paleolítico. Gorditas entrañables en las que parece haberse inspirado el escultor Botero. Se puede observar que el aspecto que presentan coincide con el desnudo de muchas de las viajeras del grupo.   


Malta fue también el refugio de Caravaggio y en su catedral se encuentra el impresionante y teatral cuadro Decapitación del Bautista.



Estaba como en casa, oyendo continuamente el nombre de mi pueblo, Villena, porque la guía citaba continuamente a uno de los maestres de la orden de Malta entre 1722 y 1736, de origen portugués, Manuel de Villena, Durante su maestrazgo, impulsó un ambicioso proyecto de obras públicas, entre las que cabe destacar la remodelación completa de la ciudad de Florinana  por lo que aquella fue conocida como borgo Vilhena, y las llevadas a cabo en las murallas de la ciudad de Mdina, cuya puerta monumental lleva las armas del gran maestre sobre el arco de entrada. En 1731, ordenó la construcción del Teatro Manoel, el tercero más antiguo de Europa en funcionamiento, y actualmente Teatro Nacional de Malta.

No creo que vuelva a Malta ni a viajar con la Comunidad de Madrid. Pero ya sabemos que nunca se puede decir de esta agua no beberé. No me puedo imaginar el calor tiene que hacer allí en el mes de agosto. 
  Para saber más