domingo, 16 de octubre de 2011

Clases de semántica para el juez del Olmo


Hay que practicar con el diccionario y a ver si hablamos con propiedad...
Carta urgente al impagable juez Del Olmo. Me ha llegado anónima.

Estimado juez del Olmo:
Espero que al recibo de la presente esté
usted bien de salud y con las neuronas en perfecto estado de alerta como es habitual en Su Señoría. El motivo de esta misiva no es otro que el de solicitarle amparo judicial ante una injusticia cometida en la persona de mi tía abuela Felicitas y que me tiene un tanto preocupada. Paso a exponerle los hechos: Esta mañana mi tía abuela Felicitas y servidora nos hemos cruzado en el garaje con un sujeto bastante cafre que goza de una merecida impopularidad entre la comunidad de vecinos. Animada por la última sentencia de su cosecha, que le ha hecho comprender la utilidad de la palabra como vehículo para limar asperezas, y echando mano a la riqueza semántica de nuestra querida lengua castellana, mi querida tía abuela, mujer locuaz donde las haya, le ha saludado con un jovial "que te den, cabrito".
Como una hidra, oiga. De poco me ha servido explicarle que la buena de la tía abuela lo decía en el sentido de alabar sus grandes dotes como trepador de riscos, y que en estas épocas de recortes a espuertas, desear a alguien que le den algo es la expresión de un deseo de buena voluntad. El sujeto, entre espumarajos, nos ha soltado unos cuantos vocablos, que no sé si eran insultos o piropos porque no ha especificado a cuál de sus múltiples acepciones se refería, y ha enfilado hacia la comisaría más cercana haciendo oídos sordos a mis razonamientos, que no son otros que los suyos de usted, y a los de la tía abuela, que le despedía señalando hacia arriba con el dedo corazón de su mano derecha con la evidente intención de saber hacia donde soplaba el viento.
Como tengo la esperanza de que la denuncia que sin duda está intentando colocar esa hiena -en el sentido de que es un hombre de sonrisa fácil- llegue en algún momento a sus manos, le ruego, por favor, que intente mediar en este asunto explicándole al asno, expresado con la intención de destacar que es hombre tozudo, a la par que trabajador- de mi vecino lo de que las palabras no siempre significan lo que significan, y le muestre de primera mano esa magnífica sentencia suya en la que determina que llamar zorra a una mujer es asumible siempre y cuando se diga en su acepción de mujer astuta.
Sé que es usted un porcino -dicho con el ánimo de remarcar que todo en su señoría son recursos aprovechables- y que como tal, pondrá todo lo que esté de su mano para que mi vecino y otros carroñeros como él -dicho en el sentido de que son personas que se comen los filetes una vez muerta la vaca - entren por el aro y comprendan que basta un poco de buena voluntad, como la de mi tía abuela Felicitas, para transformar las agrias discusiones a gritos en educados intercambios de descripciones, tal y como determina usted en su sentencia, convirtiendo así del mundo un lugar mucho más agradable.
Sin más, y agradeciéndole de antemano su atención, se despide atentamente, una víbora (evidentemente, en el sentido de ponerme a sus pies y a los de su señora)."

El juez Del Olmo no superaría nunca la unidad uno de Lengua de 3. º de la ESO: la comunicación. El juez ha demostrado que no sabe interpretar una situación comunicativa como es debido. Quizá le convendría repasar los elementos que intervienen en un acto comunicativo, especialmente el papel que desempeña el contexto (circunstancias extralingüísticas) y la relación entre emisor y receptor (jerarquía maltratador contra víctima, distanciamiento afectivo) en la correcta decodificación de los mensajes. Cuando el ex marido (emisor) intimida (intención comunicativa) a su ex mujer (receptor) por teléfono (canal), con juicios como "eres una zorra" (mensaje), nadie en nuestro contexto sociocultural admitiría que la frase se ha usado en sentido positivo.
A su señoría habría que recordarle que las acepciones cobran sentido dentro de un contexto de uso y, en el caso que nos ocupa, no es otro que el de la violencia verbal intimidatoria.
Lourdes Doménech

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estimado Juez

Salude a su zorra (sagaz) madre y que le den dos hostias (formas consagradas)

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